Misa




Monición de entrada:

Señor Jesús en esta celebración te pedimos por nuestras pecadoras almas, por la necesidad de buscar nuestra redención ante tus ojos, y así seguir el camino de la verdad y la razón.
Te pedimos por el conocimiento y la sabiduría de nuestro maestro; que las enseñanzas del día a día nos lleven a superar los obstáculos de la sociedad y nos acerquen cada vez más tu corazón.
Enséñanos a combatir las adversidades del mundo, a superar los problemas de salubridad que nos asechan y a tener fe tanto en ti como en la ciencia.

Primera lectura

Lectura del segundo libro de los Reyes (5,1-15a):

Lectura del segundo libro de los Reyes.

EN aquellos días, Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era hombre notable y muy estimado por su señor, pues por su medio el Señor había concedido la victoria a Siria.
Pero, siendo un gran militar, era leproso.
Unas bandas de arameos habían hecho una incursión trayendo de la tierra de Israel a una muchacha, que pasó al servicio de la mujer de Naamán. Dijo ella a su señora:
«Ah, si mi señor pudiera presentarse ante el profeta que hay en Samaría. Él lo curaría de su lepra».
Fue (Naamán) y se lo comunicó a su señor diciendo:
«Esto y esto ha dicho la muchacha de la tierra de Israel».
Y el rey de Siria contestó:
«Vete, que yo enviaré una carta al rey de Israel».
Entonces tomó en su mano diez talentos de plata, seis mil siclos de oro, diez vestidos nuevos y una carta al rey de Israel que decía:
«Al llegarte esta carta, sabrás que te envío a mi siervo Naamán para que lo cures de su lepra».
Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras, diciendo:
«¿Soy yo Dios para repartir vida y muerte? Pues me encarga nada menos que curar a un hombre de su lepra. Daos cuenta y veréis que está buscando querella contra mí».
Eliseo, el hombre de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras y mandó a que le dijeran:
«Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel».
Llegó Naamán con sus carros y caballos y se detuvo a la entrada de la casa de Eliseo. Envió este un mensajero a decirle:
«Ve y lávate siete veces en el Jordán. Tu carne renacerá y quedarás limpio».
Naamán se puso furioso y se marchó diciendo:
«Yo me había dicho: “Saldrá seguramente a mi encuentro, se detendrá, invocará el nombre de su Dios, frotará con su mano mi parte enferma y sanaré de la lepra”. El Abaná y el Farfar, los ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Podría bañarme en ellos y quedar limpio».
Dándose la vuelta, se marchó furioso. Sus servidores se le acercaron para decirle:
«Padre mío, si el profeta te hubiese mandado una cosa difícil, ¿no lo habrías hecho? ¡Cuánto más si te ha dicho: “Lávate y quedarás limpio”!».
Bajó, pues, y se bañó en el Jordán siete veces, conforme a la palabra del hombre de Dios. Y su carne volvió a ser como la de un niño pequeño: quedó limpio.
Naamán y toda su comitiva regresaron al lugar donde se encontraba el hombre de Dios. Al llegar, se detuvo ante él exclamando:
«Ahora conozco que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel».

Palabra de Dios.

Salmo

Sal 41,2.3;42,3.4

R/.
 Mi alma tiene sed del Dios vivo:
¿cuándo veré el rostro de Dios?


V/. Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío. R/.

V/. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.

V/. Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R/.

V/. Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R/.

Canto para evangelio
Lectura del evangelio (padre)
Homilía (padre)

Peticiones

1.      Por los misioneros de dios que en sus travesías llenas de adversidades llevan luz y entendimiento en todo el mundo, pedimos por su salud y perseverancia. Roguemos al señor

2.      Por el fin de las guerras entre naciones, por la honestidad de nuestros dirigentes políticos y por la transparencia de los gobiernos. Roguemos al señor

3.      Por la sabiduría de la comunidad científica, que el camino a la verdad y la solución de nuestra salud mundial sea encontrado por los méritos de tu bondad. Roguemos al señor.   


Canto para las ofrendas


Ofrendas

FLORES: Como símbolo de la fiesta litúrgica y forma de aprender a cuidar nuestro planeta, recibe señor esta ofrenda que representa tu magnífica creación.
CUADERNO: En símbolo de sabiduría y conocimiento, recibe esta ofrenda como parte de nuestra humildad ante ti. 
MONEDAS: Recibe señor estas monedas como símbolo de nuestras riquezas tanto físicas como espirituales. Y te pedimos que por tu gracia las multipliques.


Monición de salida:

Señor Jesús, con tu inmensa gloria y misericordia, recibe nuestro amor y gratitud por cuidar al prójimo y protegernos de enfermedades acechadoras. 

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